Adoptar un cachorro es emocionante, precioso y profundamente transformador. Y, a la vez, es un momento crítico: llega a un hogar desconocido justo después de separarse de su madre y su camada. Para su cerebro y su sistema emocional, ese cambio no es “un trámite”: es un salto gigante.
En estas primeras semanas, el objetivo no es “portarse bien”, sino algo mucho más útil: sentirse seguro. Cuando un cachorro se siente seguro, duerme mejor, se regula mejor y aprende con más facilidad.
Índice de contenidos
La idea clave: ausencia de soledad al inicio + baja interacción
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Primeras 2–3 semanas: idealmente, ausencia de soledad real (no dejar al cachorro solo en casa).
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Durante esas 2–3 semanas: baja interacción (presencia tranquila, sin atención constante).
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Desde la semana 3: empezar a presentar la soledad de forma muy progresiva y de baja intensidad (puertas, barreras, micro-ausencias).
Este enfoque encaja especialmente bien con recomendaciones prácticas de entrenamiento gradual dentro de casa (distancia sin interacción) usando barreras como primer paso.
1) Entender el momento vital del cachorro
El periodo de socialización del cachorro es especialmente sensible durante los primeros meses: es una ventana de oportunidad para que aprenda que el mundo (personas, perros, ruidos, lugares) es seguro. Exponerle con cuidado y sin sobreestimular reduce el riesgo de problemas emocionales futuros.
Punto importante: socializar no significa saturar. Debe hacerse de forma segura y evitando sobreestimulación (miedo, retirada o evitación).
2) Primeras 2–3 semanas: acompañamiento sin soledad, pero con presencia tranquila
Lo que buscamos
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Que el cachorro no viva la ausencia como una experiencia intensa en el momento más vulnerable (llegada + separación de la madre).
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Que, al mismo tiempo, aprenda a estar sin depender de atención constante.
Cómo se hace (muy práctico)
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Tú estás en casa, haces vida normal, con entorno muy calmado, intentamos cerrar ventanas, bajar un poco persianas en sus momentos de descanso o para favorecerlos, y movimientos lentos, previsibles y a baja intensidad. Es como tener un bebe en casa, no queremos despertarle con nuestros movimentos bruscos, ruidos innecesarios, tono excitado o volumen alto de Tv o radio.
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El cachorro descansa cerca o en su zona.
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Premias la calma (tumbarse, relajarse) con micro-refuerzos tranquilos.
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Evitas “hiper-animarle” todo el rato: cariño sí, pero sin convertirte en una discoteca emocional.
Este matiz (presencia sin interacción constante) también es muy importante: se puede acompañar “estando”, sin interactuar, y luego ir aumentando distancia.
3) Los primeros días: seguridad antes que normas
Prepara un entorno amable
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Zona de descanso tranquila (sin tránsito constante).
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Mantita con olor familiar (si es posible).
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Agua accesible.
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Juguetes seguros y opciones de lamido/masticación calmada.
- Los juguetes que le sobre exciten deberia de estar durante poco tiempo y «desaparecer» para que vuelva a la calma, y poder dormir
Rutinas suaves
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Comida y salidas a ritmo razonable.
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Pocas novedades por día.
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Pocas visitas (la socialización se planifica; no se improvisa con 12 familiares opinando).
4) Dormir acompañado: la base del descanso (y del futuro “estar bien solo”)
Dormir cerca del tutor las primeras semanas suele facilitar adaptación: no “malcría”; estabiliza.
Además, hay datos recientes que asocian, en etapas tempranas, más horas de sueño nocturno con menor probabilidad de conductas relacionadas con la separación (SRB) a los 6 meses; también se observó asociación con disponer de un espacio cerrado/limitado por la noche (habitación o zona segura), y con evitar el uso de métodos aversivos.
Recomendación práctica:
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Primeras semanas: cama/transportín/parque en tu habitación, cerca de ti.
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Si usas recinto/transportín: que sea un lugar seguro, introducido con refuerzos y calma (nunca castigo ni obligados a estar ahi).
5) Socialización real: calmada, progresiva y sin forzar
La socialización temprana es importante que se haga antes de completar vacunación, con gestión del riesgo (entornos controlados, evitando exposición insegura), porque los problemas de conducta tienen un impacto enorme en bienestar.
Regla de oro: si el cachorro se aparta, bosteza, evita mirar, se queda quieto o se esconde, está comunicando. No se empuja. Mejor prevenir y ser mas progresivo que inundar y luego lamentar
6) Semana 3 en adelante: presentar la soledad (muy progresiva, baja intensidad)
Fase A: “distancia sin soledad” (dentro de casa)
Empieza por separaciones mínimas y controladas:
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cerrar la puerta del baño unos segundos,
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cerrar la puerta de una habitación muy poco tiempo,
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mejor aún: usar una barrera/puerta infantil (menos “brusco” que una puerta cerrada).
En esta fase, es clave la baja interacción. El cachorro aprende: “estoy seguro aunque no me estén atendiendo”.
Fase B: micro-ausencias reales (salir y volver)
Cuando la Fase A va bien:
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Sales 10–30 segundos y vuelves antes de que haya angustia o alta aexcitacion.
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Nada de despedidas ni reencuentros intensos: rutina neutra y amable. Saludamos siempre de manera calmada. No hay que hacer un evento ni de nuestra marcha ni de nuestra llegada, naturalidad total.
- No irnos todos a la vez, y cuando el perro este excitado. Hay que practicarlo de manera programada para que su estado sea de calma para que haga una buena gestion emocional
Fase C: construir minutos (sin saltos)
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Aumentas de forma gradual y variable.
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Si aparece estrés (llanto, rascado, jadeo, destrucción): retrocedes un paso.
7) Educación canina amable: por qué evitamos castigos y métodos aversivos
La evidencia indica que los métodos aversivos pueden comprometer el bienestar: se han observado más señales de estrés y aumentos de cortisol frente a metodos intensos o agresivos.
En un estudio longitudinal reciente sobre ansiedad por separacion en cachorros, se recomienda evitar el entrenamiento aversivo como parte de un enfoque preventivo. Nada de dejarlo solo toda la noche el primer dia para que aprenda.
8) Errores comunes en la adaptación del cachorro (y cómo evitarlos)
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Dejar al cachorro solo demasiado pronto (o de golpe y durante mucho): mala receta.
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Confundir “acompañar” con “estimular”: acompañamiento es presencia segura, no atención 24/7.
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Sobreexponer (ruido + perros + gente + tráfico): la socialización útil es la que termina con el cachorro tranquilo, no “agotado”.
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Regañar por pipís o destrozos: empeora el problema (asociará tu vuelta con tensión).
9) Señales de alarma: cuándo pedir ayuda profesional
Conviene pedir apoyo (educación amable/etología veterinaria) si:
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el cachorro entra en pánico con separaciones mínimas,
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el llanto empeora día a día,
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hay destrucción intensa, autolesiones o micción/defecación por ansiedad,
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muestra miedo generalizado en contextos cotidianos.
Cuanto antes se interviene, más fácil es.
Conclusión
Las primeras semanas son el cimiento emocional del cachorro. Tu planteamiento es una combinación muy sólida:
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Ausencia de soledad real en las primeras 2–3 semanas (acompañamiento).
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Baja interacción para fomentar calma e independencia en presencia.
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Soledad progresiva desde la semana 3, con micro-separaciones y aumento gradual.
Si necesitas un plan personalizado de adaptación para tu cachorro (sueño, rutinas, socialización y prevención de ansiedad por separación), o tienes cualquier duda puedes ponerte en contacto.

