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EL HERMOSO Y SACRIFICADO PROCESO DE ADOPTAR A UN PERRO

Adoptar a un perro es uno de los gestos más bonitos y altruistas que podemos hacer las personas.

Adoptar es una decisión que cambia la vida tanto para el animal como para la persona y familia que lo adopta. 

Este proceso de adoptar a un perro  debe ser abordado con cuidado y responsabilidad para garantizar el bienestar del nuevo miembro de la familia y su integración exitosa en su nuevo hogar. 

A continuación, se describe la mejor manera de adoptar a un perro y las fases de adaptación que atravesará.

 

PREPARACIÓN ANTES DE ADOPTAR A UN PERRO

Antes de adoptar a un perro, es esencial reflexionar sobre el compromiso que implica tener un perro. 

Investigar sobre las razas que se adapten mejor al estilo de vida y nivel de actividad de la persona o familia es muy importante. 

Habría que considerar factores como el tamaño, características genéticas, necesidades específicas de su edad y cuidados.

Visitar refugios y/u organizaciones de rescate para conocer a los perros disponibles para adopción sería una buena toma de contacto, así como realizar paseos y pasar tiempo juntos para ir conociéndose y forjando un vínculo entre el humano y el perro. 

Los voluntarios y trabajadores del refugio pueden proporcionarte información sobre la personalidad y necesidades específicas de cada perro, ayudándote a tomar una decisión informada y pensada.

Cuando nos llaman, y nos piden una cita de asesoramiento antes de adoptar a un perro, nos da mucha confianza saber que su futura familia está muy interesada en hacer las cosas bien.

Tener claro cuáles serán las primeras cosas a tener en cuenta para hacerlo lo más fácil al perro, ya que para este  va a ser un gran cambio, es fundamental para que haya una buena adaptación y evitar futuros problemas que se pueden gestar desde los primeros días de la llegada del perro a su nuevo hogar.

 

PROCESO

Una vez se haya encontrado un perro que encaje bien con la familia o persona, el siguiente paso es completar el proceso de adopción.

Esto suele incluir llenar formularios, pasar entrevistas y, en algunos casos, realizar visitas domiciliarias. 

Estos pasos aseguran que el perro será acogido en un ambiente seguro y adecuado.

Algo que también sería importante valorar antes de adoptar, es hacer una acogida antes de adoptar a un perro, para ver si realmente tanto la familia como el perro se adaptan bien.

 

PREPARACIÓN DEL HOGAR

Antes de adoptar a un perro, habría que asegurarse de tener todo lo necesario: cama, tazones para comida y agua, correa, arnes preferibelemte mejor que un collar, juguetes adecuados y comida adecuada. 

Preparar un espacio tranquilo donde el perro pueda sentirse seguro y cómodo durante sus primeros días sería de las primeras cosas que la familia debería de fomentar.

Durante el proceso de adoptar a un perro, sería beneficioso sumar experiencias entre el humano y el perro mediante visitas y paseos, darle la oportunidad de ver su futura casa y el barrio con experiencias cortas y tranquilas, ayudaría a una mejor adaptación a estos entornos en un futuro próximo.

 

PRIMEROS DÍAS

Los primeros días de adoptar a un perro son cruciales para su adaptación, son muy importantes los primeros días ya que sentarán la base de sus futuros comportamientos.

Es normal que se sienta ansioso o asustado en un ambiente desconocido. 

Nadie se sentiría cómodo y seguro en un entorno nuevo, con personas desconocidas, así que hay que darle el tiempo necesario para que pueda familiarizarse con todos estos cambios.

Mantener un entorno tranquilo para que pueda descansar lo suficiente los primeros días, darle tiempo para explorar la casa y sus zonas más próximas ayudará a acostumbrarse a su nuevo entorno a su propio ritmo, esto debería de ser la máxima prioridad de su familia.

Si el primer aprendizaje que hace el perro (sobre todo si es un cachorro) cuando llega a la nueva casa, es que hay mucho estrés (positivo o negativo) y que es muy difícil descansar durante el dia, el dia de mañana será un perro excitado y nervioso, con las consecuencias en sus conductas que esto puede acarrear.

El perro se adaptará al entorno que le reciba y le prepare la familia, de ahí que los primeros meses se trata de que que el perro tenga entornos y experiencias muy tranquilas y de baja intensidad para que el día de mañana sea un perro tranquilo y equilibrado.

 

SI LLEGA A UNA CASA Y YA HAY UN PERRO

 

Si la familia adoptante ya tiene algún perro, lo ideal sería hacer la presentación en algún parque o zona muy tranquila, no en la casa directamente, intentando no sobreexcitar a ninguna parte.

Dar un paseo tranquilo de 5-10-15 minutos ayudará a normalizar esta presentación.

A la hora de subir, pueden subir juntos en el ascensor (por poner un ejemplo) si hemos notado que se llevan super bien desde el primer minuto, si no lo tenemos claro o no queremos correr riesgos, lo mejor es que subamos primero con el perro recién adoptado.

Dejarle deambular y que olfatee un poco toda la casa en general con nuestra presencia muy calmada y prepararle una zona de la casa para él, para poder estar tranquilo.

Las primeras horas despues de adoptar necesita asociar la casa, así como las personas y demás animales como algo tranquilo para poder DESCANSAR.

Cuanto más DESCANSO  tenga las primeras horas y días, mejor irán las cosas.

Lo ideal es que pudiéramos estar con él en esta estancia, haciéndole compañía para que pueda relajarse y DORMIR.

 

RUTINAS ADECUADAS DESPUES DE ADOPTAR

Los perros prosperan con la rutina, les aporta calma y seguridad, sobre todo al principio y cuando son jóvenes.

Establecer horarios regulares para la alimentación, paseos y tiempo de juego sería muy beneficioso.

Esto ayuda al perro a sentirse seguro y entender lo que se espera de él. 

La consistencia en la rutina facilita la adaptación.

Salir de la rutina también es bueno, cada 3-4 días estaría bien romper esa rutina y aprovechar para hacer alguna actividad como ir a la playa, dar un paseo por zonas más naturales, esto ayuda a bajar sus niveles de estrés del día a día y a mejorar el descanso.

 

PASEOS, JUEGOS Y SOCIALIZACIÓN

Los paseos al principio, sobre todo cuando es un cachorro deberían de estar enfocados a que pueda asegurar entorno, es decir; no querer enseñarle todo el barrio los primeros días, sino que de manera gradual pueda ver y reconocer los entornos más próximos a casa como lugares seguros.

Experiencias cortas y a baja intensidad evitando zonas o momentos del día que sepamos que puedan generarle demasiado estrés, por ejemplo la calle o el parque a la hora que estén todos los niños por la salida de la escuela.

Las primeras veces exponer al perro a los estímulos de la calle de manera progresiva y a baja intensidad le ayudará a hacer una asociación del entorno de la calle como un entorno tranquilo y esto es fundamental para los futuros paseos de calidad.

Es importante socializar al perro gradualmente con otros perros y para esto también deberíamos de ir poco a poco, dándole experiencias las primeras semanas a las horas más tranquilas y con perros no demasiado nerviosos, cuanto más equilibrados mejor.

Solo hay una primera vez, y lo ideal es que siempre sea positiva y calmada, de ahí que; comenzar con interacciones controladas y positivas para evitar que se sienta abrumado sería lo ideal las primeras semanas, tanto en el entorno de la calle como en el entorno del parque.

 

ATENCIÓN VETERINARIA Y SALUD

Programar una visita al veterinario poco después de la adopción para un chequeo general y para asegurarte de que el perro esté al día con sus vacunas y otros cuidados de salud. 

La primera vez que vaya al nuevo veterinario podría plantearse simplemente para que reconozca el sitio y que le puedan dar algún premio para positivizar la visita.

Esto ayudará a que la siguiente vez, quizás para una primera manipulación lo gestione mejor que si se hace el primer día, ya que no conoce el sitio ni las personas y puede hacer una peor gestión.

Solo hay una primera vez, y lo ideal es que siempre sea positiva y calmada, de ahí que; quizás la primera vez que va al veterinario solo debería de ser para obtener una buena sensación.

Mantén un calendario de visitas veterinarias regulares para garantizar su bienestar continuo.

 

ADAPTACIÓN 

Durante las primeras semanas , el perro puede mostrar signos de estrés o ansiedad. Puede que tenga comportamientos de evitación o busque esconderse. Es crucial darle espacio y tiempo para adaptarse.

Después del ajuste inicial, el perro comenzará a familiarizarse con su entorno y con los miembros de la familia. Es posible que empiece a mostrar su verdadera personalidad y a establecer un sentido de pertenencia.

A medida que pasa el tiempo, el perro fortalecerá su vínculo contigo y con los demás miembros de la familia. La consistencia en el cuidado y trato positivo reforzarán este vínculo.

Finalmente, el perro se asentará completamente, mostrando un comportamiento estable y confiado. En esta fase, se sentirá completamente seguro y adaptado a su nuevo hogar, y tú habrás ganado un compañero leal y amoroso.

Adoptar a un perro es una experiencia enriquecedora y gratificante.

Con paciencia, empatía, respeto, amor y dedicación, tu nuevo amigo de cuatro patas se adaptará y se convertirá en una parte integral de tu vida y familia.

 

¡Cualquier duda, puedes ponerte en contacto con nosotros, estaremos encantados de intentar ayudarte!

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LA LIBERTAD DEL PERRO. SU DERECHO, NUESTRA RESPONSABILIDAD

Si hay algo realmente ANTINATURAL para cualquier animal es la privación de libertad, ya sea a través del confinamiento, estar atado o cualquier otro método. 

 

Es por esto que es sumamente importante que los perros tengan la máxima libertad posible, dentro de unos límites, y por supuesto los perros deberían de disfrutar de la libertad en algún momento del día. Y debería ser algo diario, no como algo exclusivo del fin de semana o una vez al mes.

 

LA LIBERTAD QUE UNA PERSONA LE DA A SU PERRO ES SUBJETIVA Y PERSONAL.

El principal motivo por el que las personas no sueltan de la correa a sus perros por MIEDO a que le ocurra algo y en segundo lugar y con mucha relevancia, MIEDO a una posible multa o sanción administrativa. De este modo, puedes encontrar en una familia de cinco personas, cuatro personas que sueltan al perro y una que no. O al contrario, una persona que lo suelta y cuatro que no lo sueltan.

Por lo tanto, el mayor motivo suele ser el miedo y no solamente no es criticable que una persona tenga miedo a que le ocurra algo negativo a su perro, si no que además hay que respetarlo.

 

CUANDO TIENEN MIEDO SE COMPLICA MUCHO DARLES LIBERTAD.

Un perro que tiene miedo no piensa correctamente, está estresado, no escucha bien, no obedece bien y dispara sus conductas instintivas con facilidad. La probabilidad de que un perro con miedo pueda salir corriendo y entrar en modo huida es muy alta y es lo que más vemos que dificulta darle libertad a un perro.

Son muchos los casos que conocemos de perros que han sufrido un accidente o se han perdido porque huían de algo por MIEDO. Perros que han escuchado un petardo, perros que han escuchado cualquier otro ruido, perros que huían de otros perros o personas que les daban miedo. Por lo tanto, si tu perro tiene miedo hay que “trabajar” en ello y ayudarle todo lo posible. 

En principio había que darle toda la libertad que nos sea posible con una condición; QUE NO LE SUCEDA NADA NEGATIVO Y GRAVE AL PERRO NI A NADIE.

 

¿QUÉ PODEMOS HACER PARA DARLE MÁS LIBERTAD A NUESTRO PERRO?

 

EXPERIENCIAS:

Esto es fácil de decir y entender pero más difícil de poner en práctica. Para ello hay que darle libertad al perro de menos a más, de forma muy progresiva y gradual, teniendo como premisa la seguridad del perro. Entre llevar al perro atado y finalmente llevarlo suelto con total confianza hay un mar de situaciones, experiencias, aprendizajes, aciertos y errores. Son muchas las veces que habrás escuchado que lo más importante es que tu perro acuda a la llamada. 

  • CONSEGUIMOS LA MÁXIMA CALMA POSIBLE: Lo primero que debemos tratar de conseguir es una salida del perro más tranquila a la calle si es posible. Para ello debemos aportar calma en los paseos, cubrir bien sus necesidades, contar con un material de paseo adecuado, hacer un buen uso y manejo de la correa larga no extensible. Ser un referente de calma y evitar excitar al perro y situaciones que le exciten demasiado ya sea para bien o para mal. Con el paso del tiempo veremos señales de que el perro sale más tranquilo a la calle, piensa mejor y actúa con más calma.

 

  • APRENDER DE NUESTRO PERRO: Lo siguiente sería observar, conocer y aprender del perro con algo más de libertad. Sobre todo su forma de actuar, de reaccionar en la calle, de sus MIEDOS, su autocontrol, etc… y darle libertad con la correa todo lo posible. Para ello podemos usar una correa de cinco metros no extensible, de textura poco rugosa y suave que no queme nuestras manos cuando sintamos un tirón y que no arrastre cosas por el suelo.

         De esta forma podemos aprender cómo actúa e interactúa con el entorno, y es a través de esta información que nos dará la práctica, con la que nos sentiremos más seguros y                   perderemos miedos. Esto hace que ganemos en confianza y sepamos prevenir situaciones que pueden llevar a conflicto. Si nuestro perro actúa con normalidad y calma, piensa y               responde adecuadamente, tiene autocontrol y obedece con normalidad, entonces podemos estar más seguros. Y darle cada vez más libertad, ya sea dejando la correa suelta por               el  suelo a ratos o soltándole de la correa en algunos momentos ya sea porque está tranquilo o porque quiere socializar o ejercitarse un ratito.

 

LA LAMADA:

Obviamente es importante pero no tiene porqué acudir el 100% de las veces en el acto, es decir, hay que entender bien por qué y cuándo un perro puede acudir a la llamada. Un ejemplo para que lo entendáis: Una persona que tiene un cachorro de 5 meses que está en el campo y tienen una muy buena relación, se encuentran un perro de 8 meses y los sueltan.

En la primera carrera puede que los perros no obedezcan a la llamada pues son jóvenes, les falta madurez, tienen mucha necesidad de jugar y correr, pero ninguno de los dos perros se merece que no les den libertad por algo que todavía no les podemos pedir.

Seguro que esos mismos dos perros, si esperamos cinco minutos a que se conozcan y se peguen dos carreras, responderán mucho mejor a la llamada. Si los perros están equilibrados y no sienten miedo en exceso no tendría sentido que desaparecieran y se fueran corriendo, cuando sus seres queridos se encuentran en un determinado punto, la relación es buena y su vida depende de ellos. 

 

  • ENTENDER BIEN LA LLAMADA: No se debe entrenar como si fueran robots a base de repeticiones diarias, sino más bien entendiendo factores como:
  •  – ¿Tiene sentido que le llame ahora?
  • – ¿Cómo le estoy llamando?
  • – ¿Puede en ese momento darme lo que quiero?
  • – ¿Tiene autocontrol suficiente?
  • – ¿Tiene algún problema por el cual le cueste obedecerme? Miedos o 
  • – ¿Qué experiencias ha tenido tras nuestra llamada?
  • Cuando entendemos todos estos factores que influyen en el hecho de que un perro pueda obedecer y que no todos los perros lo harán del mismo modo, entonces podremos obtener las mejores llamadas, ya sean silenciosas, gestuales, más altamente sonoras, etc…

Cosas a tener en cuenta.

– El miedo: Cuántos más miedos tiene el perro más se complica darle libertad. Especial cuidado cuando nuestros perros son jóvenes o tienen miedo a algunos perros y aparecen de repente. En ese momento se puede disparar una carrera de huída y suele pasar en los primeros segundos. Lo mejor es prevenir esta llegada y ponerle la correa si no la lleva puesta o cogerla por un extremo si la lleva arrastrando.

– Las capacidades del perro: No todos los perros responden igual al soltarlos, dependiendo de las necesidades que tengan y el entorno pueden actuar de una forma u otra. El mismo perro probablemente sea más sencillo de soltar cuando sea un perro maduro y llegue a los dos años que cuando tenía 7 meses. Y no tendrá la misma capacidad de gestionar la libertad un perro que no tiene miedos excesivos de otro que sí los tiene. 

– El entorno: Debe estar lo más libre de estrés y excitación posible. Además es importante que haya espacio. Solar a un perro en un terreno de 5 metros cuadrados vallado no se le puede llamar libertad.

– El proceso: Primero con correa larga de 5 metros. Luego podemos seguir con correa larga (sin asa) y soltarla en el suelo. Siempre nos vamos a sentir más seguros si podemos coger al perro a una distancia de 5 metros. Y con el tiempo si aprendemos a evitar problemas y cómo responde nuestro perro, con suerte podremos empezar a darle plena libertad a ratos hasta que esos ratos se conviertan en gran parte del paseo si es posible y lo que deseamos.

Cada perro tiene su punto débil, habrán perros que les cueste acudir a la llamada o obedecer al “quieto” cuando están jugando, otros cuando huelan o vean una perra que les gusta o está en celo, otros porque tienen miedo, otros porque no están cómodos en ese lugar y otros porque han olfateado algo que les llama poderosamente la atención, como un familiar u otro animal.

Ventajas e inconvenientes de DARLE LIBERTAD al perro:

Ventajas: 

El perro obtiene más experiencias y consigue ser un perro más sabio, haciendo descubrimientos, obteniendo conocimientos, además de conocerse mejor a sí mismo.

El perro cubre mejor sus necesidades, además de ejercitarse física y mentalmente. 

El perro socializa mejor, obtiene herramientas para entenderse mejor y evitar conflictos con otros perros. 

La persona puede conocer realmente a su perro, saber cómo es, qué legista hacer, que intereses tiene o cómo le gusta relacionarse sin intervención humana. Además le permite aprender del perro a través de la observación durante las experiencias.

Inconvenientes:

El principal inconveniente es que le pase algo grave al perro o a alguien. Por esto es nuestra responsabilidad hacerlo con cuidado, con cabeza y tratando de no exponerlo al peligro de forma innecesaria.

Que el perro en un momento dado de camino a la adultez moleste un poco a alguien (aunque tratemos de evitarlo siempre), forma parte del proceso, para eso están las disculpas y la buena educación.

A los niños humanos les pasa exactamente igual, antes de ser adultos en algún momento molestaron a alguien y no por ello ponemos el grito en el cielo si somos un poco empíricos y la situación es normal. Otra cosa muy distinta es dejar que los perros o los niños que no son todavía adultos molesten en exceso a los demás sin ningún tipo de control porque hay que dejarles ser. Es nuestra responsabilidad ayudar a madurar a los perros, darles libertad con seguridad y respetar la libertad del prójimo.

 

Ventajas e inconvenientes de NO DARLE LIBERTAD al perro:

Ventajas: 

El perro no molesta, no se pierde y no lo muerden. Es decir, la única ventaja quizás podríamos hablar de la seguridad física del perro, pero no de la mental y emocional.

Inconvenientes:

Falta de experiencias. Falta de madurez.

Falta de habilidades sociales.

Mayores inseguridades y miedos.

Necesidades sin cubrir.

Desequilibrio emocional.

Pobre desarrollo físico y mental.

Mayor infelicidad, estrés y frustración.

 

CONCLUSIÓN REFLEXIVA

Personalmente pensamos que realmente la libertad que cada uno le da a su perro es personal y subjetiva y depende sobre todo de sus miedos, sus conocimientos, sus experiencias, el perro y su relación con el perro.

Llevamos toda la vida con perros y nuestros perros han disfrutado de libertad a diario. Desgraciadamente para ellos hemos vivido siempre en la ciudad con sus peligros y siempre hemos tenido y tendremos miedo a que les suceda algo negativo (igual que una madre con sus hijos). De hecho, incluso tenemos pesadillas por ello. Pero es nuestra responsabilidad que nuestros perros tengan el mayor bienestar posible y para ello sin duda es necesaria la libertad.

Por lo tanto, si quieres darle más libertad a tu perro, ve poco a poco, obtén conocimientos, obtén experiencias y aprende de ellas con la máxima seguridad que te sea posible. El que hace lo que puede no está obligado a más. Pero cómo puede cambiar toda la vida de un perro de llegar a un hogar en el que le dan libertad a diario a que le toque llegar a una casa dónde jamás lo soltarán de la correa.

Por último, por supuesto que hay perros que han tenido accidentes o han perdido la vida por darles libertad, pero no olvidemos que son más todavía los perros que han vivido plenamente hasta el final de sus días, que han mejorado su vida y su relación familiar dándoles más libertad.

¡Cualquier duda, puedes ponerte en contacto con nosotros, estaremos encantados de intentar ayudarte!

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ESTRÉS CANINO

LOS PERROS TAMBIÉN TIENEN ESTRÉS.

Teniendo en cuenta que el sistema nervioso del perro es más de un 90% compatible con el nuestro, no es difícil entender que los perros para vivir, al igual que los humanos, necesitan el estrés y el miedo.

El estrés al igual que el miedo, ya sea en perros o humanos, no se puede calificar ni de bueno ni de malo, es necesario. Lo que no es bueno es el exceso de estrés y/o de miedo. Por lo que podemos considerar normal tener miedo a un perro que ofrece conductas agresivas pero no a cualquier perro aunque pese 2 kilos y su conducta sea dócil y calmada.

Del mismo modo podemos considerar normal que a un perro le estresa en cierta medida una visita en casa, lo que no sería tan normal sería el hecho de que el perro no pudiera gestionar bien esa visita y diera señales de estrés y malestar llegando incluso a generar problemas en la familia o al propio invitado.

Lo contrario a un perro estresado o con estrés es un perro tranquilo y en calma. Normalmente, a los educadores caninos nos requieren porque los familiares observan conductas que le aportan problemas al perro y a la familia. Conductas que no vienen porque el perro es dominante, malo o “chulo”.

Son conductas cuyo origen está en el estrés y el miedo: Ladridos excesivos, conductas agresivas hacia perros o personas, destrozos en casa, micciones no deseadas en el hogar, el perro tira mucho de la correa, el perro lleva muy mal las visitas en casa, el perro no obedece y muchos más ejemplos de los que podemos observar que el perro no está en calma y le cuesta gestionar el estrés generado por la situación.

Por lo tanto, la mayoría de los problemas que se suelen dar en la convivencia tienen su origen en el estrés, que es exactamente lo contrario a la calma y la tranquilidad. 

SEÑALES DE ESTRÉS:

  • No poder parar quieto
  • Imposibilidad de tumbarse
  • Mordisquear cosas
  • Transportar cosas con la boca
  • Jadeo
  • Rascarse. Picores.
  • La monta
  • Sacudirse
  • Hipersalivar
  • Revolcarse por el suelo
  • Bostezar
  • Saltar en vertical
  • Llanto
  • Retropiloerección

Puedes observar si un perro está estresado porque da señales. Estas señales deben de saber interpretarse pues no siempre que un perro se rasca o se sacude es por estrés. Si atendemos al entorno y la situación que está viviendo podremos saber perfectamente si se tratan de señales de estrés.

 

DOS TIPOS DE ESTRÉS: “POSITIVO” Y “NEGATIVO”.

Podemos considerar para entenderlo mejor que hay dos tipos de estrés, uno que parte del malestar (al que podemos denominar negativo) y otro que parte de la felicidad y la alegría (al que podemos denominar positivo). Lo importante es saber que los dos generan estrés.

De este modo, cuando llegamos a casa o le tiramos la pelota al perro para que juegue, estamos generando estrés “positivo”. Y si por el contrario, nos enfadásemos con el perro o quisiera comer algo que no le dejásemos, estaríamos generando estrés negativo, ya que el perro se sentiría frustrado e incomprendido.

Es muy común que las personas entendamos que el estrés “negativo” es malo para el bienestar del perro, pero cuesta más entender que el estrés “positivo” también puede traer problemas de bienestar al perro, problemas de salud y problemas de convivencia con la familia.

 

EL ESTRÉS ES SUBJETIVO Y PERSONAL. 

La gestión que cada individuo hace del estrés es subjetiva y personal, es decir; una misma cosa puede estresar mucho a una persona y poco a otra. 

Lo mismo pasa con el miedo. A alguien puede darle miedo algo que a otra persona no. 

Los perros también gestionan el estrés de forma individual, de modo que puedes ver como hay perros que una determinada cosa les sienta muy mal y les estresa mucho y a otros no tanto. 

Un ejemplo serían las correcciones o el hecho de no darle acceso a otro perro con el que quiere relacionarse o saludar. 

Entonces, si el estrés es subjetivo y personal, ¿Nosotros como tutores tenemos alguna responsabilidad sobre sus niveles de estrés?

Por supuesto, pues sus niveles de estrés dependen de dos cosas: la vida que le demos al perro y cómo la gestione.

 Puedes darle exactamente la misma vida a dos perros, con la misma familia, el mismo hogar, las mismas rutinas, etc… Y que uno de los perros no presente señales de estrés y el otro perro presente muchas señales de forma diaria. 

Si la gestión que hace el perro del estrés es subjetiva y personal, dependerá de la vida que le ofrezcamos nosotros que tenga niveles de estrés más altos o más bajos. 

Un perro estresado piensa peor, escucha peor, obedece menos, ve más amenazas donde no las hay y puede disparar sus conductas instintivas con más facilidad. Y a la larga puede afectar a su sistema digestivo, a la piel o incluso dañar el sistema inmunológico del perro. 

Un perro con niveles de estrés bajos es todo lo contrario, entiende mejor, gestiona mejor las cosas, escucha mejor, se siente más seguro, se comunica mejor, ladra menos y está más sano.

 

¿CÓMO FUNCIONA EL ESTRÉS?

Es importante entender que el estrés SE ACUMULA COMO UNA MOCHILA QUE SE VA CARGANDO DE PESO y cuanto más pesa peor, más problemas tienen los perros. Pero además en ocasiones se “DISPARA” EN FORMA DE PICOS DE ESTRÉS.

Muchos picos de estrés en el día a día del perro pueden llevarlo a una acumulación de estrés, al igual que una vida sin necesidades bien cubiertas. Es esta “mochila” la que puede llevar al perro a un problema más grave de salud emocional y física, haciendo llegar al perro a lo que se denomina ESTRÉS CRÓNICO.

Las señales de estrés crónico pueden ser problemas de piel, problemas gastrointestinales, coprofagia, estereotipias, reactividad, hiperactividad, indefensión aprendida… 

Llegados a este punto es vital acudir a un etólogo veterinario para ayudar al perro a lidiar con su día a día y tratar de mejorar su salud y bienestar.

 

MECANISMOS QUE INTERVIENEN EN EL ESTRÉS CUANDO EL PERRO SE ESTRESA.

Ritmo cardíaco disparado, glóbulos rojos concentrándose en los músculos, aporte de adrenalina, aporte de testosterona, aporte de osteocalcina, aporte de dopamina, a largo plazo aumento de los niveles de cortisol y más cambios a nivel químico que aportan mucha energía al perro y reduce la capacidad de razonar del perro.

 

¿CÓMO REDUCIR LOS NIVELES DE ESTRÉS DE MI PERRO?

Podríamos resumir en una frase que reducir los niveles de estrés del perro es cubrir bien sus necesidades y evitar cosas que le alteren ya sea en cantidad o en intensidad, ya sea para bien o para mal. 

Además, habría que tener en cuenta la personalidad del individuo, los hay más sociables, más inseguros, más juguetones… Pero para entenderlo mejor a continuación vamos a exponer cómo podemos reducir los niveles de estrés del perro tanto en casa como en la calle:

– Rutina diaria adecuada y salir de la rutina de vez en cuando, a la naturaleza, bosque, montaña, playa, etc. Pueden ser de tres paseos al día aproximadamente de un total de una hora u hora y media aproximadamente, fuera de casa. Si un perro tiene problemas en la calle debería tener mucho descanso entre bajada y bajada y poco tiempo de exposición.

– Ambiente tranquilo en casa, movimientos lentos, volumen bajo, evitamos discusiones. Llegadas y salidas tranquilas.

– Modelo educacional amable y respetuoso; Dejamos las correcciones de lado y utilizamos la forma más amable de pedirle que deje de hacer algo si es que tiene que dejar de hacerlo. Convivencia libre de estrés y miedo. Utilizamos la palabra NO lo justo y necesario, no la utilizamos a diario. Si no la usamos mejor.

-Enriquecimiento ambiental adecuado y juguetes como alfombra olfativa, cuerda, peluches, juego de olfato en casa, kong con paté, cilindro con agujeros y premios, etc… Ambientador de lavanda les relaja y la vainilla evita ladridos, también pueden funcionar hormonas de apaciguamiento. Los snacks naturales deshidratados les gustan, desestresan y enriquecen. La música de piano tranquila les relaja mucho.

-Alimentación variada y de calidad y descanso de calidad y en cantidad. Esto es vital.

-Nivel de exigencia justo y necesario para su edad y su realidad; le pedimos lo que realmente necesitamos si puedo darlo. No le pidamos cosas que no necesitamos, se frustran y deterioran nuestra relación.

-Ejercicio físico y mental; es más importante el mental, solamente con dejar que olfatee lo que quiera y fomentar el olfato en los paseos llegará más cansado y relajado a casa que si se pone a correr. Sobre todo en entornos nuevos. El ejercicio inducido no es buena opción, así que nada de lanzarle cosas. Para que se ejercite debemos soltarlo y  hará el ejercicio que necesite especialmente si hay más perros. Cuidado y cabeza.

Si no podemos, no lo hacemos, siempre podemos buscar zonas seguras, valladas, ponerle una correa de 10 metros, un cordino de 15 o 20 metros y trabajar poco a poco. Cuidado con el nivel de excitación de los vallados, no es el mejor sitio para que un perro socialice.

-Paseos de calidad, que cubra sus necesidades, con buen manejo de correa adecuada mínimo de tres a cinco metros, vamos donde quiera ir siempre que no se meta en líos, le colocamos un arnés adecuado. Hacemos buen uso y manejo de correa que se perfecciona con el tiempo. Fomentamos la calma en los paseos y nuestra referencia siempre de calma. E intentamos darle movimiento al paseo, evitamos quedarnos parados mucho tiempo, a no ser que lo pida o lo necesite.  También se pueden hacer paradas de calma y observación del entorno.

Los paseos de calidad deben tener: libertad de movimiento y pensamiento, referencia de calma por nuestra parte, el mayor silencio posible, buen manejo de correa, material de paseo adecuado, mantenernos en un segundo o tercer plano, darle independencia, entornos adecuados, posibilidad de ejercitarse, olfatear y relacionarse con el entorno y otros perros.

– Socialización: A ser posible sin correa y en entornos adecuados y con perros sin graves problemas de conducta. Tenemos que darle la oportunidad a diario de socializar si quiere.

-Buena comunicación, le hablamos lo necesario, en tono tranquilo y amable, nada de excitarlo o regañarlo. Interacción sin excesos que es lo habitual y aprendemos y respetamos las señales de calma y advertencia. 

-Respecto al juego debemos entender que prácticamente va unido al estrés, jugar es emocionante y divertido y puede alterar bastante al perro por lo que recomendamos jugar en intensidad baja como lo haría un perro adulto y maduro. 

– Evitamos la soledad en la medida de lo posible. Y en ocasiones elegimos el mal menor porque es preferible dejar al perro en casa que enfrentarlo a un entorno que lo va a estresar o no va a gestionar bien por no estar preparado.

– Contacto de calidad y cariño. Lo que nos pida y le guste recibir. El contacto y el cariño no implica movimiento y las caricias si. Atendemos a sus acercamientos o a su comunicación para ver si le gusta. La caricia perfecta debe ser previsible, permitida, placentera y productiva. 

– Las visitas al veterinario o a la peluquería canina pueden estresar mucho al perro. Los vallados con niveles de excitación altos también. Cuidado con el espacio, los tiempos y los perros que hay dentro.

-Y por supuesto, proteger al perro de todo aquello que le da miedo en exceso.

Además existen terapias complementarias que pueden ayudar al perro a reducir sus niveles de estrés: Masajes, suplementos naturales, juegos de olfato, camisas anti estrés, hormonas de apaciguamiento, musicoterapia, flores de Bach, aromaterapia con aceites esenciales…

Como profesionales de la educación canina y asesores tratamos muchos casos en los que el perro ofrece conductas que preocupan o dificultan la convivencia familiar. 

Sea cual sea el problema, el mejor principio para ayudarles es proponer un buen plan de reducción de los niveles de estrés del perro. 

Esto hace que el perro en cuestión de tiempo, esté más tranquilo generalmente y de forma cotidiana, esté más sano física y mentalmente, que escuche mejor, que obedezca mejor, y que muchas conductas que complican la convivencia en el hogar o en la calle se reduzcan considerablemente o incluso desaparezcan. 

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¿CÓMO HACER UN EFICAZ MANEJO DE CORREA?

Para hacer un buen manejo de correa,  lo primero sería empezar empatizando con los perros y entender que ir atado por la vida no es fácil. Es algo para lo que ningún animal ha nacido y resulta molesto, estresante e incluso dañino en ocasiones para el perro. Es por estos motivos que pensamos que el perro debería ser atado de la forma más respetuosa y amable posible.

Un buen manejo de correa no se basa en qué hacer para que el perro tire menos, se basa en qué hacer para que al perro le suponga el mínimo malestar posible lo que suele conllevar menos tensiones de correa.

Lo ideal sería que cuando el perro fuera atado su libertad se asemejara lo máximo posible a ir suelto sin correa. Un buen manejo evita las máximas tensiones posibles y resulta lo menos agresivo posible para el perro durante el paseo. 

Para hacer un buen manejo de correa se necesita tiempo y práctica además de un mínimo de 3 metros (no extensible) dependiendo de la zona de paseo y lo transitada que sea. Es algo que se aprende y se perfecciona con el tiempo al igual que todo. Al principio puede resultar complicado pero con paciencia y experiencias lo acaba agradeciendo tanto el perro como el humano.

La correa es un instrumento de seguridad que sirve básicamente para retener y que el perro no acceda a determinados sitios. La correa no es para arrastrar al perro, pegarle tirones o hacer correcciones. Solamente en caso de que el perro haya accedido a algo donde no queremos que acceda podremos estirar de la correa o pegar un pequeño tirón comunicativo después de comunicar corporal y o verbalmente que tenemos que salir de ahí.

Consideramos que hay cuatro claves para que la correa no se tense:

1 – Que el perro paseé lo más tranquilo posible. Cuanto más tranquilo vaya y pasee más calmado será su paso y menos se tensará la correa.

2 – Una correa de una distancia mínima de 3 a 5 metros. Si la correa mide 1 metro y medio probablemente se tensará en casi todo momento enseñando al perro a  caminar con tensión. Una correa de 3 a 5 metros puede convertirse en una de metro y medio pero una de metro y medio no puede convertirse en una de 3 o 5 metros.

3 – Cuanto más olfatee y se pare a olfatear menos probabilidad de que se tense la correa de modo que si recorremos 30 metros sin que se pare seguramente se tense más veces que si se para 5 veces a olfatear algo. El hecho de que el perro vaya tranquilo y tenga una buena gestión de los estímulos de la calle ayuda mucho a que olfatee.

4 – Evita zonas con muchos estertores. El estrés no genera calma y sí genera energía en el perro por lo que si queremos que el perro vaya lo más tranquilo posible deberíamos evitar zonas con exceso de estímulos y estertores en el entorno. Obviamente pasea más tranquilo un perro por un parque o el campo que por una acera de 3 metros donde hay mucho transeúnte, tráfico, ruidos, movimientos, etc…

Nuestra recomendación es que si no es necesario no vayamos por delante del perro puesto que podemos estar metiendo prisa al perro sin saberlo por lo que lo suyo es ir cerca un poquito por detrás y a ser posible en paralelo al perro.

¿Qué podemos hacer si nuestro perro tira mucho de la correa?

Revisar el tipo de paseo. Debería fomentar la calma, cubrir sus necesidades, tener libertad en algún momento para poder ejercitarse o socializar y un buen manejo de correa.

Si nuestro perro no se para casi nunca y sencillamente tira y camina como si estuviera en una cinta de correr podemos tratar de relanzar un poco el paso o generar una parada para reducir la tensión y el estrés con el que camina el perro. Incluso efectuar una parada en algún lugar apropiado con olores y tranquilo para fomentar que olfatee la zona y se relaje un poco.

No recomendamos las correas extensibles salvo algunas excepciones por los siguientes motivos:

Es la correa que más problemas da y peligros conlleva. Tensión constante en la correa. Se escapa con mucha más facilidad de las manos. Perros a los que les cae en la cabeza. Fallo al bloquearse con el peligro que trae y puede provocar accidentes.

Suele generar problemas en los encuentros entre perros. Transeúntes y ciclistas que no la ven y se la llevan por delante, especialmente las que parecen hilo de pesca. Perros que huyen de ella al caerse al suelo por susto y miedo.

Provoca más cicatrices que otras. Generalmente, no la puedes soltar en un momento dado y dejarla caer al suelo. Si cae al suelo puede dañar a un perro, romperse u/o dejar de funcionar. Pensada para la comodidad del humano, no para el bienestar y seguridad del perro.

Es muy habitual ver correas muy cortas y el argumento para su uso suele ser que el perro vaya al lado o tire menos.

Nadie necesita realmente que el perro vaya justo y pegado al lado, además es antinatural para ellos. Lo que necesitamos es que vayan tranquilos cerca nuestro sin tirar de la correa, ya sea delante, al lado o detrás, simplemente le estamos acompañando en su paseo, porque es suyo, no es nuestro paseo.

¡Cualquier duda, puedes ponerte en contacto con nosotros, estaremos encantados de intentar ayudarte!